Damián de Veuster (Español)

PHOTO OF BLESSED DAMIEN DE VEUSTER
Fiesta: 10 de mayo
Canonizado: 11 de octubre, 2009
Beatificado: 3 de junio, 1995
Venerado: 7 de julio, 1977

Damián nació José de Veuster en Tremelo, Bélgica, en 1840. A los 13 años, tuvo que dejar la escuela para trabajar en la granja familiar. A los 19, ingresó en la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María. Como miembro de esta comunidad religiosa, tomó el nombre de Damián. Él escogió este nombre en honor de un médico mártir del siglo IV.

Damián tenía un hermano mayor, Pánfilo, que era sacerdote. Cuando Pánfilo fue asignado a las islas de Hawái, se enfermó y no pudo ir. Damián inmediatamente se ofreció a ir en lugar de su hermano. Damián fue ordenado sacerdote en 1864 después de haber completado sus estudios en Honolulu.

El gobierno de Hawái tenía una colonia de leprosos en la isla de Molokai, donde las personas que sufrían de la enfermedad de Hansen se mantenían aislados del resto de la población. Después de nueve años en Hawái, el padre Damián se ofreció a servir a los enfermos que vivían allí.

Sintió tal compasión por los leprosos que pidió permiso para quedarse con la colonia de forma permanente. Se preocupaba por las necesidades físicas, emocionales, y espirituales de la gente. Damián también pidió al gobierno de Hawái dinero y servicios para ayudar a los leprosos de Molokai. Pronto, una escuela, viviendas, un orfanato, y una iglesia mejoraron mucho la colonia debido a los esfuerzos del padre Damián. Lo más importante es que ayudó a que la gente supiera que Dios los amaba y cuidaba de ellos.

Con el tiempo, Damián se contagió de lepra y murió de la enfermedad en 1889. Él se había vuelto tan famoso por su labor compasiva con los leprosos que una estatua del padre Damián representa el estado de Hawái en Salón de las Estatuas en el Capitolio de los EE.UU.

Damián de Molokai fue declarado santo el 11 de octubre de 2009. Era el noveno santo que trabajó, vivió y murió en los Estados Unidos.

Honramos a San Damián por llevar la Buena Nueva a las personas que habían sido abandonados y maltratados por la sociedad. Al igual que San Damián, podemos ser un signo de esperanza y aliento a todos aquellos que se sienten solos u olvidados en nuestro barrio o en la escuela.

Conexión con Sean mis Discípulos®
Grado 2, capítulo 16
Grado 5, capítulo 1

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