Joaquín y Ana fueron los padres de la madre de Jesús, María. No conocemos muchos detalles sobre sus vidas porque nunca se mencionan en el Nuevo Testamento. Todo lo que sabemos acerca de ellos se deriva a través de la tradición, los relatos que la gente cuenta sobre ellos.
Cuando tenía 30 años, Ignacio pasó de trabajar como soldado para trabajar como misionero de Dios. Había nacido en 1491 en una familia noble en el País Vasco de España. Era el más joven de 13 niños y tenía solo siete años cuando su madre murió.
Alfonso era lo que en la actualidad llamaríamos un estudiante “prodigio”: ¡Se licenció en derecho antes de cumplir 16 años! Provenía de una familia adinerada de Nápoles, Italia, y contó con todos los privilegios desde el momento en que nació en 1696. Sin embargo, sus padres, personas espirituales y devotas, le enseñaron que la bendición más grande que había recibido era su fe: rezaba a menudo y asistía a Misa aun en días en los que se presentaría ante un tribunal.
Juan Vianney nació como campesino en Dardilly, Francia, en 1786. De joven, Juan pastoreó ovejas en la finca de su padre. Fue durante la Revolución Francesa, y era ilegal para los católicos asistir a Misa en ese tiempo. Pero la familia Vianney viajaban largas distancias cada domingo para rezar en secreto. Por esto, el joven Juan veía a los sacerdotes como gente particularmente heroica. Aun después que la revolución terminó, cuando la religión pudo ser practicada abiertamente de nuevo, Juan se sintió atraído a la vocación al sacerdocio.
Desde el comienzo de la Iglesia, algunos han predicado falsas creencias. La Iglesia llama a estas personas herejes y le llama herejías a sus creencias.
Cierta herejía fue extendida por el sur de Francia en el siglo 13. La herejía albigense, decía que toda materia es el mala. El cuerpo humano es materia. Por lo tanto, ellos enseñaron que el cuerpo humano es malo. Y si el cuerpo humano es malo, entonces Jesús no era humano.
Raimundo Kolbe nació en Polonia en 1894. Su familia era muy pobre, pero ellos eran ricos en espíritu. En 1914, su padre fue capturado y asesinado por los rusos por luchar por la independencia polaca.
Elena tenía dos deseos. Quería ser una buena madre. Y lo fue. Ella quería encontrar la cruz en la que Jesús había sido crucificado. Y lo hizo.
Desde que era bebé, Isabel de Flores era tan bonita que la llamaban “Rosa”, la más hermosa de todas las flores. Siendo criada en Lima, Perú, donde nació en 1586, Isabel desarrolló un talento por la jardinería, por lo que no es de extrañar que ella tomara el nombre de “Rosa” como nombre de confirmación. Mientras tendía las flores en el jardín de la familia, ella oraba. Su relación con Dios era lo más importante en su vida.
No todos los santos vivieron una vida de santidad desde un principio. La conducta de algunos de ellos fue algo desordenada antes de que el Señor obrara en ellos. La vida indisciplinada de Aurelio Agustín angustiaba a su madre, quien oraba sin cesar para que su hijo se convirtiese al cristianismo. Y, a pesar de que pasó mucho tiempo, sus oraciones fueron escuchadas.
Gregorio (c. 540-604) nació en una familia prominente. Estudió derecho y a los 30 años fue alcalde de Roma. Entró en el monasterio benedictino, con la esperanza de vivir una vida sencilla y de distribuir sus bienes a los pobres y a los monasterios.